Partiremos
por la zona norte, diremos que aquí la
cocina típica se ha influenciado por las culturas atacameñas y aymaras del
altiplano andino, las comidas típicas tienen pequeñas variaciones según el
lugar donde se preparen, pero sin duda lo más tradicional son el asado,
charqui, chairo, y guatia, como también los changos, pueblo pesquero de la
costa. El norte es rico en pescados y mariscos. Una zona en que la aridez y
sequedad del desierto de Atacama se contrapone con la fertilidad del Valle de
Azapa y el Oasis de Pica. La diversidad biológica están protegidas en los
parques y monumentos nacionales Lauca, Isluga y Salar de Surire. Es un
territorio de grandes riquezas arqueológicas, naturales y culturales, los Geo
glifos de Cerro Pintado, los Pukarás de Quitor. Las oficinas salitreras como
María Elena son un mudo testimonio del esplendoroso pasado, La Fiesta de la
Tirana una nuestra de tradiciones paganas y católicas.
Siempre
en el norte, en los valles al interior de Copiapó, La Serena y Ovalle se cultivan vides con las que se
fabrican vinos y piscos reconocidos internacionalmente por su calidad, además
de frutas como la papaya y verduras como espárragos, alcachofas y tomates. La
uva de mesa de estos valles se exporta a muchos países del hemisferio norte y Sudamérica.
Por su
parte, la zona central fue más influenciada en su gastronomía por las
costumbres de los campesinos o huasos y
de los inmigrantes europeos. Las empanadas, el pastel de choclo, las humitas y
el caldillo de congrio son platos típicos que los chilenos comen en sus casas y
están disponibles en restaurantes.
En las
grandes ciudades se ha desarrollado durante los últimos años una amplia oferta
de gastronomía fina creada con productos típicos de Chile, especialmente en
Santiago, Valparaíso, Viña del Mar y sus playas cercanas y Santa Cruz en el
Valle de Colchagua.
En esta
zona se encuentran los mejores valles vitivinícolas del país, como Aconcagua, Casablanca,
San Antonio Leída , Maipo, Cachapoal, Curicó y Maule, famosos a nivel mundial
por la calidad de sus vinos y espumantes.
Por
último, la zona sur, fuertemente influenciada por la cocina mapuche y chilota,
se caracteriza por sus variedades de papas y productos marinos. Famosas son las
longanizas de Chillan, mientras exquisitos pescados y mariscos se pueden probar
en ciudades como Concepción y sus caletas cercanas, en Valdivia y Puerto Montt.
También en Valdivia, Osorno, Puerto Varas y Puerto Montt se comen ricos platos
y sándwiches de carne de cerdo y embutidos hechos con recetas alemanas traídas
por los colonizadores. La repostería del sur, también de raíces alemanas, es la
reina en Frutillar, aunque también abunda en Valdivia, Osorno, Puerto Varas y
Puerto Montt.
En Chiloé,
el plato estrella es el curanto, cocimiento de mariscos, carnes y papas que se
prepara en olla o directamente en la tierra, dentro de un hoyo cubierto con
piedras calientes y hojas de nalca. Se acompaña con milcaos y chapaleles.
También en las cercanías de Puerto Montt y en Chiloé se pueden comer ostras
recién sacadas del mar.
En la Patagonia,
lo más típico y también lo más codiciado es el célebre cordero magallánico
preparado al Palo y la centolla,
mientras que en Isla de Pascua se lucen exquisitos pescados de la Polinesia y
en las islas Robinson Crusoe (archipiélago de Juan Fernández), las langostas.
A lo
largo de Chile, durante los últimos años se han desarrollado productos más
sofisticados, como mermeladas de vino o de ají, platos de carnes no
tradicionales como el guanaco, jabalí y avestruz y un condimento mapuche
original, el merkén, ají seco al sol, ahumado, molido y complementado con
semillas de cilantro.